Puede que lo hayas probado o, simplemente, hayas oído hablar de él pero si hay una cosa clara es que el mojito es uno de los cócteles de verano por excelencia. Habitual en la carta de multitud de locales, bares de copas y discotecas, esta bebida originaria de Cuba es todo un clásico de la época estival. Tanto es así que, si bien es cierto que la receta original se mantiene entre los cócteles refrescantes más populares, con el tiempo se ha reinventado y alternativas como el mojito de vino blanco han sabido hacerse un hueco entre los paladares más exigentes.
Esta variación del clásico mojito añade un toque sofisticado y fresco convirtiéndolo en el cóctel de vino blanco ideal para cualquier ocasión. En una terraza con amigos, disfrutando del sol y de la brisa estival en una comida familiar, apurando la última noche de las vacaciones… Si quieres conocer todos los secretos de la receta y el mejor vino blanco para hacer el mojito perfecto ¡sigue leyendo!
Mojito de vino blanco: qué necesitas
Ron blanco, azúcar moreno, lima, menta y agua con gas son los ingredientes clásicos de la receta tradicional. Pero para preparar un delicioso mojito de vino blanco la lista de la compra varía ligeramente. Como puedes imaginar, el ingrediente principal es el vino blanco. Para que la base de este tipo de mojitos sea la adecuada lo ideal es elegir un vino blanco seco y afrutado para equilibrar los sabores. Un Albariño Mar de Frades, un blanco del Bierzo como el Abad Dom Bueno Godello o el equilibrado Aires de Llevant Sa Tuna By Mari Jubany, de la comarca del Empordà pueden ser buenas opciones.
Más allá de elegir el vino blanco para hacer el mojito, el toque de menta fresca sigue siendo fundamental para aportar un toque refrescante que se combina perfectamente con el vino. Junto a ella, la lima añade acidez y frescura, esencial para equilibrar el dulzor del azúcar y la suavidad del vino. ¿El broche final? Mucho hielo, crucial para servir y mantener tu cóctel refrescante de verano bien frío.
Cómo preparar el cóctel del verano paso a paso
- Prepara la menta. Coloca unas 10-12 hojas de menta fresca en un vaso alto. Aplasta ligeramente las hojas con un mortero para liberar sus aceites esenciales, pero sin romperlas completamente.
- Añade la lima. Corta una lima en cuartos y exprime el jugo sobre la menta. Deja los trozos de lima en el vaso para que sigan aportando sabor.
- Azúcar. Agrega dos cucharaditas de azúcar. Puedes ajustar la cantidad de azúcar según prefieras más o menos dulce tu coctel con vino blanco.
- Vino blanco para hacer el mojito. Añade un vaso de vino blanco sobre la mezcla de menta, lima y azúcar. Asegúrate de que el vino esté bien frío antes de añadirlo y no olvides incluir mucho hielo. Si es picado se enfriará más rápido y mezclará mejor los sabores.
- Remueve y disfruta. Usa una cuchara larga para mezclar bien todos los ingredientes. La idea es que el azúcar se disuelva completamente y que los sabores se integren. Una vez esté todo perfectamente integrado… ¡Solo queda disfrutar tu mojito de vino blanco!